

D
me extiendo a través del tiempo.
Aferrada a las palabras,
renazco en la albura
de una hoja
y me sorprendo
con la misma alegría
del hormiguero…
Al que basta
el cadáver de un insecto,
para mitigar
el hambre del invierno.
Con cariño para Reglita,
Silia, y todo el equipo que
hace posible esta “Descarga Poética.”
Un perfume antiguo,
impregna el aire
con sabor a sueños.
Palabras leves
dibujan amores y alegrías,
desamores y tristezas,
y las voces ausentes
cantan en el silencio
los versos más profundos.
Magia de una tarde
que se viste de poesía,
a la sombra
de un viejo árbol,
en un patio colonial.
Guanabacoa, 20 de dic./2003
Flor de ébano:
primavera de inútil Inflorescencia,
martirizada corola
que no sentirá el placer…
(Te condenan tus ancestros.)
Flor truncada:
sueñas que un día,
en tu africano suelo,
¡florecerán,
emancipados,
tus orgasmos de mujer!
Por una ofensa terrible,
a duelo voy a retar
al infame y traicionero
que me hiere sin cesar.
…
No sé las armas que quieras;
pero te dejo escoger.
Si te decides por besos…
sé que te voy a vencer.
E
ni rosados,
ni malvas…
Toman el color
del silencio y del frío…
aun en la primavera.
I
Quisiera encerrar
este pedazo de noche
en un marco,
y cuando pase el tiempo, contemplar:
mi patio florido con su techo estrellado.
IV
Las ramas verdes
del Flamboyán, se cubrían
con una sombrilla roja en la
primavera, para que los rayos
del sol, no dorasen su piel…
VI
Las huellas de mis pies
desnudos, quedaron en la arcilla
suave y pegajosa del patio.
Cuando pase el tiempo,
algún arqueólogo dirá:
-Aquí vivió una niña;
pero… ¡Qué pena!
Olvidó escribir su nombre.
recordando a mi padre.
El viejo árbol
de viriles ramas,
reverdece
cada invierno.
Ya sin flores,
se agiganta en el recuerdo
-sombra eterna-
enraizado
en la inmensidad
del tiempo.
Desterrada
del círculo de luz,
vivo? en un hilo de sombra.
Toda la negrura resuma
sobre el alero
donde escondo el plumaje albo.
F
Puedo:
Al llegar la noche,
escribir un poema
en un rayo de luna.
Tus ojos color de mar,
me devolvían los besos…
¡Con qué pasión, contenida,
callamos nuestros excesos!